Cómo planificar de manera inclusiva

Cómo planificar de manera inclusiva

Dra. Mayluc Martínez*

Cuando hablamos de una educación inclusiva de calidad, tenemos que atender o considerar diversos factores, tales como el ingreso, la accesibilidad, la participación, la ausencia de barreras, etc. Además de todo lo anterior, también es necesario planificar de manera inclusiva. Qué significa esto y cómo puede hacerse es lo que veremos a continuación.

Por qué una planificación inclusiva

Una planificación inclusiva es aquella que se hace en función de la diversidad de los estudiantes, esto es, teniendo en cuenta sus necesidades individuales en términos educativos, así como las diferencias culturales y sociales de los mismos.

Por supuesto, el objetivo es aumentar al máximo la participación, lo que a su vez significa incrementar las posibilidades de lograr un mayor aprendizaje, potenciando las capacidades de los estudiantes, y reduciendo los riesgos de exclusión.

Y es que cuando los estudiantes no sienten que aprenden, experimentan frustración, al sentirse que están en desventaja con respecto a los demás. Luego, esto puede generar rechazo hacia el sistema, sentimiento de fracaso, baja autoestima, entre otras consecuencias. Y de allí al abandono o deserción escolar, puede haber un corto trecho.

Una planificación inclusiva busca generar, precisamente, todo lo contrario, al tratar de asegurar unas condiciones que sean lo suficientemente amplias y abiertas para que todos podamos aprender a nuestro ritmo y a nuestra manera, logrando a su vez alcanzar las metas educativas propuestas para cada nivel.

Aspectos de una planificación inclusiva

Para Roselló (2010), en el contexto de la educación inclusiva hay que “emprender un proceso de redefinición y de ‘reconversión’ profesional… que implica un cambio profundo tanto en las tareas de aprendizaje como en las estrategias de enseñanza”. Por ello, afirma que un cambio en la actitud es el punto de partida.

En este orden de ideas, consideramos que, para planificar de manera inclusiva, se deben dejar de lado ciertas creencias que se tienen con respecto a una educación diferenciada, o una educación especial. Es decir, dejar de pensar que, si tenemos en nuestro curso a estudiantes con algún trastorno o condición, deben hacer algo distinto de los demás, porque no están en el mismo nivel.

Ahora bien, el proceso de planificar para todos significa, ni más ni menos, que debemos conocer la heterogeneidad del grupo. Tal como señalamos en otro artículo, debemos partir de un diagnóstico de la diversidad, tomando en cuenta diversos aspectos: académicos, cognitivos, motrices, culturales, sociales, etc.

Luego, vienen las actividades, las cuales deben estar diseñadas, por supuesto, en respuesta a ese diagnóstico y, por tanto, apuntar a un amplio espectro de maneras de ser y de aprender. En este sentido, se puede tomar en cuenta lo sugerido en la enseñanza multinivel, que permite planificar para todos, trabajando en función de metas particulares y con estrategias adecuadas a cada uno.

Con respecto a la evaluación, en el principio II del diseño universal de aprendizaje (DUA), se sugiere proporcionar múltiples formas de expresión. Esto quiere decir que se debe dar al estudiante oportunidad de expresarse de la manera que le resulta mejor: por escrito, de forma oral, gráfica, mediante una demostración, o cualquier otra.

En cuanto a los recursos para el aprendizaje, y continuando con los principios del diseño universal de aprendizaje, debemos recordar que los estudiantes difieren en la forma como perciben y comprenden la información que se les presenta. Esto aplica tanto para aquellos que presentan alguna limitación sensorio-perceptual, como para quienes simplemente captan o recuerdan mejor lo que perciben de manera visual, auditiva o textual.

Por último, no debemos olvidar incorporar dentro de la planificación los apoyos que se consideren necesarios, oportunos y pertinentes, ya sea que se trate de apoyos visuales, verbales, de modelo, o de cualquier otro tipo.

Inclusive, también deben considerarse aspectos relacionados con la comunicación, tales como: uso de sistemas de aumentativos y alternativos, incorporación de materiales en Braille, que los recursos audiovisuales tengan opción para aumentar el tamaño o el volumen (según recomienda el DUA), entre otros aspectos.

En suma, dar el salto cualitativo hacia una educación inclusiva de calidad significa una transformación tanto en sentido general o institucional como en el particular, es decir, desde el punto de vista de lo que hace cada docente en la clase. De allí la importancia de una planificación inclusiva.

*CEO de la Organización Psicoeducativa TAEO

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