La conservación y restauración arquitectónica
Conservar un edificio o una obra de arquitectura con valor patrimonial e histórico implica una serie de saberes, compromisos y conocimientos que me gustaría compartir con ustedes en este artículo.
El compromiso es nuestro
El cuidado de estos bienes comunes es una tarea que nos compete a todos los habitantes del planeta pero en particular a nosotros, los profesionales de la arquitectura. Como participes necesarios de los procesos históricos y arquitectónicos es fundamental recurrir a las distintas ciencias y a las más variadas técnicas que pueden contribuir tanto al estudio de las situaciones particulares como al resguardo de un edificio y su conjunto urbano.
La intervención debe tener en cuenta cinco aspectos para encuadrar y comprender la complejidad del tema:
1. La Conservación, entendida como el conjunto de acciones para salvar la duración del edificio, su transcurrir en el tiempo.
2. La Prevención, implica conservar la obra en su contexto socio físico espacial ambiental
3. La salvaguarda, abarca cualquier medida de conservación que no implique la intervención en el bien a tutelar.
4. La Restauración, como la intervención y respeto por los principios de conservación
5. El mantenimiento, todos los aspectos que garanticen las condiciones de integridad y funcionalidad.
Desde el siglo XIX hasta nuestros días se desarrollaron varias teorías que intentaron abordar esta problemática, desde distintos enfoques o metodologías que permitieron solucionar en distintos momentos históricos el problema de la vida de los edificios.
En los comienzos
Comenzando en Francia, Viollet le Duc, hablaba de un “monumento ideal”, de estilo unitario, un edifico que lucía siempre igual donde el hombre, la naturaleza y el tiempo no influían en la vida de la obra.
"Restaurar un edificio significa restablecerlo en un grado de integridad que pudo no haber tenido jamás". Viollet-le-Duc
John Ruskin y William Morris, en Inglaterra, argumentaban que la edificación nace, vive y muere, es decir, la sociedad y su arquitectura se debía hacer cargo de su envejecimiento y muerte.
"Contar las piedras como se haría con las joyas de una corona; poner centinelas a su alrededor, como se haría con las puertas de una ciudad asediada; zuncharlo por donde empezara a debilitarse; estabilizarlo con puntales por donde se inclina sin considerar en la fealdad del soporte, pues ello es preferible a un elemento o miembro perdido hacerlo permanecer en pie reverentemente y continuamente y muchas generaciones nacerán y pasarán bajo su sombra. Al final llegará su hora y que ningún deshonroso y falso añadido lo prive del oficio fúnebre del recuerdo". John Ruskin
Después aparecen Camilo Boito y la tercera vía italiana, rechazando las dos anteriores o tomado algo de cada una de ellas, diferenciaba lo nuevo, lo que se debían ver, de lo viejo, que debía exponerse en los museos. Aparece el concepto de la publicación o difusión del material de estudio.
"Los monumentos documentan toda la historia de la humanidad. Aquéllos deben ser preferentemente consolidados antes que reparados y reparados antes que restaurados evitando las renovaciones y adiciones. En caso de precisar de éstas, se realizarán sobre datos seguros, con caracteres y materiales distintos y distinguibles, llevando un signo de identificación o la fecha de restauración. Todos los añadidos de cualquier época deben respetarse y las adiciones modernas no deberán interferir la unidad de la imagen, respetándose la forma del edificio". Camillo Boito
Más tarde, Giovannoni y Torres Balbas, este último se encarga de restaurar el Generalife, en la Alhambra, distinguen entre los “monumentos muertos”, las ruinas y los monumentos “vivos” que debían restaurarse teniendo en cuenta su entorno, apreciando el paso del tiempo como transformador de la obra.
Cesare Brandi, en la Italia de la pos guerra, nos va a traer la Restauración Critica. Nos llama a la reflexión sobre el reconocimiento de la obra en sus valores, históricos y estéticos, formales y artísticos. La obra tiene la doble polaridad, el carácter histórico documental y estético artístico.
Por último mencionaría la Carta de Venecia de 1964 extendiendo todos estos conceptos al de bien cultural dentro de un conjunto histórico.
En las imágenes, arriba, la reconstrucción de Notre Dame, en Paris. abajo, reparación de la cubierta en el Baptisterio de Pisa. Ph: Arq. Daniel Morales
Hoy seguimos discutiendo lo que debemos hacer con nuestros monumentos, edificios y ciudades con un incalculable valor testimonial.
Por los muros de nuestros edificios y las calles de nuestras ciudades transita nuestra historia, la miremos, la abracemos y la cuidemos.
Arq. Daniel Morales